Dr. Erick Armando Reyes Cabello
Cédula profesional: 7369325
Cédula de especialidad: 10487378
Cédula de subespecialidad: 11706140
Médico Cirujano y Partero por la UANL con Especialidad en Medicina Interna y Subespecialidad en Gastroenterología y Endoscopía Digestiva, ambas por la UANL. Cuenta con un Máster de Investigación Clínica en Enfermedades Hepáticas por la Universidad de Barcelona. Fellowship en Aspectos Médicos del Trasplante Hepático en el Hospital Clínic Barcelona. Es miembro de la Asociación Mexicana de Gastroenterología.
El trasplante hepático es el acto quirúrgico en el cual se retira el hígado enfermo de una persona y se reemplaza, ya sea por un hígado de un donante cadavérico o por un segmento de hígado de un donante vivo. Si bien el requisito principal para ser candidato a un trasplante es tener una enfermedad hepática irreversible, con mayor probabilidad de complicarse que la cirugía de trasplante misma, no todos los pacientes que tienen este criterio pueden ser trasplantados.
Previo a decidir si un paciente entra en la lista de espera de trasplante, se realiza una valoración detallada del funcionamiento de los diferentes órganos y sistemas del cuerpo, y si alguno de ellos presenta un deterioro importante que incrementa aún más el riesgo de muerte al momento de la cirugía o en el perioperatorio se considera que el paciente no es candidato a este procedimiento.
El trasplante hepático presenta una serie de retos importantes en México.
Con un promedio de 310 personas en espera de un trasplante de hígado cada año una de las principales limitantes es el bajo número de donadores.
Desafortunadamente, las dos condiciones de los órganos de las personas que decidieron donar después de haber fallecido no siempre permiten llevar a cabo este acto, y en quienes sí es posible que se realice la donación a veces no se encuentran registrados como donadores de órganos o la familia no acepta que se realice la procuración.
Para ello, se trabaja en constante comunicación y educación, pero la desconfianza y factores culturales influyen de forma importante en que no se incremente el número de donadores.
Otro reto es la cobertura del costo, misma que considera la realización de diferentes estudios especializados para la valoración pretrasplante, el procedimiento (ya sea de donante vivo o cadavérico), la estancia hospitalaria y, a partir de la fase de recuperación, los medicamentos inmunosupresores que el paciente consumirá por el resto de su vida.
Un trasplante de hígado puede rondar entre los 2 y 3 millones de pesos, siendo un costo poco accesible para la mayoría de la población mexicana. Aquellas personas que cuentan con un instrumento de apoyo financiero, como un seguro de gastos médicos mayores, tienen mayor posibilidad de acceder a este procedimiento, no obstante, deben tomar en cuenta lo siguiente:
- Tiempos de aprobación para la cobertura del procedimiento
- La red de hospitales y médicos autorizados en su póliza
- Montos de coaseguro y copago
- Cobertura de gastos médicos del donante y receptor
- Plan farmacéutico pre- y postrasplante
- Monto máximo asegurado de 3 millones de pesos
- Valoraciones médicas periódicas postrasplante
En el país, sólo el 22% de los trasplantes de hígado se realizan en instituciones privadas, concentrándose en los estados de Nuevo León, Jalisco y Ciudad de México.
En cuanto al personal capacitado y la tecnología para realizar los procedimientos, en México existen 415 establecimientos de salud con licencia, los cuales cuentan con la capacidad y la experiencia que se requiere, así como con el equipo para diagnóstico y manejo mediante mínima invasión de las potenciales complicaciones.
Esto último es esencial, pero si no se tiene suficiente donación y los pacientes no pueden cubrir el procedimiento el número de trasplantes hepáticos y de otros órganos continuará siendo muy inferior a la cantidad de pacientes que requieren un trasplante.