SALUD MENTAL: ENTRE ESTIGMAS Y REALIDADES
Mtro. Armando Triana Gutiérrez
Coordinador de Capital Humano de la Fundación Hospital Nuestra Señora de la Luz, I.A.P. Licenciado en Psicología. Maestro en Administración de Recursos Humanos.
Ezequiel Montes No. 135, Col. Tabacalera, Alcaldía Cuauhtémoc, CP. 06030, CDMX.
Cuando los problemas nos sobrepasan o se convierten en situaciones engorrosas, solemos exigir respuestas inmediatas. Nuestras expectativas de solución pueden, en ocasiones, rebasar cualquier capacidad para resolverles. Así, se producen impactos negativos en la salud física y en la salud mental. La Organización Mundial de la Salud comprende por salud mental “[…]estado de bienestar que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente, y contribuir a la mejora de su comunidad” (OMS, 2022). Dicho concepto recalca la importancia de desarrollar herramientas que permitan acercarnos a la sanidad de nuestra salud mental para afrontar los inconvenientes de la vida cotidiana. En el entorno laboral, facultar herramientas que ponderen la salud mental se traduce en un impacto de la productividad y el bienestar de los colaboradores. Al respecto, Méndez y Pérez señalan que “trastornos como la ansiedad, la depresión, y el estrés están presentes en los trabajadores de todo tipo, y no sólo afectan su rendimiento, sino también en su calidad de vida” (Méndez y Pérez, 2024).
En México, el modelo de atención psiquiátrica y psicológica de la salud mental se ha centrado en tratar la etapa más avanzada del desarrollo de los trastornos mentales cuando se encuentran en su etapa más avanzada o cuando los signos y síntomas son evidentes; cuando generan alguna disfuncionalidad en quienes las padecen. La estigmatización, los tabúes y la poca o nula facilidad para acceder a información digerible sobre los trastornos mentales, nos ha llevado a ignorar la atención que merecen.
Situación de la Salud Mental en México
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2020 existían en México 1,590,583 personas con algún problema o condición relacionada a la salud mental; el 54% eran hombres y el 46% mujeres. Además, aproximadamente 35 millones de personas han experimentado algún episodio depresivo en su vida. En su primera Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (2021), el INEGI indicó que el 19.3% de la población adulta presenta síntomas de ansiedad severa, mientras que otro 31.3% muestra ansiedad en distintos grados.
A pesar de la alta incidencia de trastornos mentales, solo 2 de cada 10 personas afectadas reciben atención profesional, y no siempre cuentan con los medios para acceder a un tratamiento adecuado. Esta situación resalta la urgencia de fortalecer los servicios de salud mental y sensibilizar a la población sobre la relevancia de buscar ayuda especializada.
Los problemas relacionados con la salud mental pueden afectar a cualquier individuo, sin importar su género, profesión o edad. Pero no podemos obviar que el personal del sector salud enfrenta una vulnerabilidad mayor en comparación con otros sectores.
Quienes trabajan en el ámbito sanitario suelen experimentar ansiedad, depresión, insomnio y estrés debido a factores como:
- El fallecimiento de pacientes.
- La exposición a fuentes de contagio, tanto para ellos como para sus familias.
- Jornadas laborales extenuantes.
- La falta de recursos para atender a la población.
- La presión de pacientes y familiares para recibir atención prioritaria.
Si además de estos factores el trabajador enfrenta una carga laboral excesiva y carece de tiempo para el descanso y la recreación, su calidad de vida se ve comprometida. Con el tiempo, dichos elementos pueden derivar en trastornos mentales que afecten su desempeño y bienestar general. Para mitigar los efectos del estrés – y de otros trastornos mentales– en el personal sanitario, es fundamental que las instituciones de salud implementen acciones preventivas y de apoyo. Los expertos han alzado la voz y creado una serie de recomendaciones entre las que destacan:
- Ofrecer servicios de apoyo psicológico y psicoterapéutico breve.
- Realizar talleres y campañas de información sobre salud mental dirigidas a todo el personal y con especial énfasis en los niveles de mando.
- Sensibilizar a los jefes sobre la importancia del bienestar emocional en el trabajo.
- Fomentar hábitos saludables en los colaboradores, como el autocuidado, una alimentación balanceada, el respeto a los horarios de sueño y la práctica de actividad física y recreativa.
El reconocimiento temprano de respuestas emocionales desproporcionadas, como tristeza, miedo o enojo, es clave para detectar posibles trastornos y acudir con un especialista. Asistir a un psicólogo o psiquiatra no es una señal de debilidad, sino un acto de autocuidado y bienestar. Además, en el ámbito laboral, es crucial que las instituciones adopten regulaciones y normativas que protejan la salud mental de sus trabajadores. Cabe aclarar que la Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2018, “Factores de riesgo psicosocial en el trabajo – Identificación, análisis y prevención”, es uno de los primeros instrumentos que reconocen el impacto de las condiciones laborales en el bienestar emocional. Su objetivo es identificar, analizar y prevenir que los colaboradores de los diversos sectores laborales en México vean afectada su realidad psicosocial, promoviendo entornos organizacionales saludables.
Por lo anterior, resulta innegable que la atención de los trastornos mentales debe centrarse no solo en la prevención y el tratamiento oportuno, sino también en la mejora de la calidad de vida. Es prioritario detectar a tiempo los signos de afectación psicológica y, como mencionamos líneas arriba, debemos exigir a las autoridades y organizaciones dedicadas al control y la evaluación de la salud mental, que se implementen estrategias de intervención efectivas.
Una vez que otorguemos las herramientas para que los grupos vulnerables reciban el apoyo necesario y logren construir entornos públicos y privados de calidad para la atención preventiva de la salud mental, es recomendable realizar monitoreos continuos a corto, mediano y largo plazo para identificar posibles trastornos derivados del estrés de nuestro entorno psicosocial. Proporcionar apoyo adecuado nos permitirá forjar una sociedad confiada y segura, que mejore el bienestar colectivo y faculte progresos en el desempeño profesional.